Hug, el Troglodita es presentado por su autor, como el vivo estereotipo del cavernícola de la cultura popular, bastante alejado de los datos arqueológicos. Su ropa es tosca, reducida a una prenda poco más grande que un calzón hecho de piel de felino toscamente elaborado. Es bajito y grueso, su cabeza está completamente cubierta de pelo salvo por su redonda nariz que sobresale (en las primeras historietas también asomaban las orejas), y su única arma es una gran cachiporra que no dudará en utilizar cuando se presente la ocasión.
Se supone que nuestro cavernícola particular es un humano anatómicamente moderno, esto es, un Homo sapiens. De hecho, las alusiones a los principales rasgos de esta especie en particular y al género Homo en general son bastante frecuentes, como la recurrente expresión de “utilizar la capacidad craneana” para cualquier fin que requiera ingenio, o para idear todo tipo de artilugio para llevarlo a la práctica. Pero a la hora de la verdad, su inteligencia y habilidades dejan mucho que desear. Sus estrategias para buscar comida suelen terminar en fracaso, y muestra una notoria incapacidad de realizar tareas que un verdadero hombre paleolítico consideraría sencillas, como encender fuego, tarea para la cual deberá emplear varias “horas cuaternarias”. Su sabio amigo Pitakoras (inventor de la sopa de ajo) le recrimina no utilizar suficientemente el intelecto y dejarse llevar por la fuerza bruta, y Pikaso le echa en cara su falta de talento artístico. Incluso él mismo se llamará “Homo burrus” y otras lindezas similares al final de sus catastróficas aventuras.
Hug vive en la Prehistoria, y no está nada satisfecho con ello. Vive en una cueva y, recostado sobre la roca desnuda, siempre se está quejando del aburrimiento y la falta de comodidades de la Edad de Piedra, y cuando encuentra algún obstáculo en el camino lamentará que todavía no se haya inventado lo que quiera que le permitiera solucionar su problema (Pitakoras ya diagnosticó su problema en una ocasión, calificándolo como “futurismo”).
El personaje de Gosset vio la luz en la revista Tío Vivo en 1965. Su popularidad fue en aumento y llegó a convertirse en uno de los personajes más populares de la revista, pasando a ocupar algunas portadas. Perduró hasta la revista Mortadelo Extra de finales de los 80 y primera mitad de los 90, ya con un grafismo más redondeado que en sus antiguas historietas y con el título de Los Trogloditas (también se llamó Hugh, con h final). A pesar de todo, hoy en día es raro verlo. Sus dos recopilatorios, Gansadas Prehistóricas (Olé #32, 1971) y Peripecias Cuaternarias (Olé #61, 1972), están descatalogados. Lo mismo ocurre con el de Clásicos del Humor de RBA (#31, 2009), a pesar de ser mucho más reciente.
Muchas gracias. Muy buen aporte
ResponderEliminar¡Y dale con los regalos avanzados de Navidad!
ResponderEliminarPues nada, nada, sigue que el saco es grande :p
Muchas gracias Emilio por esta recopilación. Cordial saludo.
ResponderEliminarPuedes resubirlo? El enlace está caído. Gracias.
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