miércoles, 24 de julio de 2024

Gringo (Hunter) - Carlos Gimenez - EAGZA

 

 

 GRINGO

Gringo era una serie “del Oeste” en el sentido más tradicional del género, que sirvió
a Giménez para ir desarrollando un estilo entonces incipiente pero que a lo largo de
la colección se iría afirmando.

Aunque se data en 1963 como creación para la Agencia Selecciones llustradas,
parece que desde 1961 ya andaba luchando a brazo partido con ella, con el
Servicio Militar obligatorio interfiriendo en el proceso. Como objeto de comercio para
el mercado internacional solicitado por Josep Toutain, el guión de Manuel Medina
era uno más de los encargos de la agencia, continuado luego por Miguel González
Casquel, Carlos Echevarría y el propio Giménez que se atrevió con alguno de los
episodios, de los 24 que la componen.

La caracterización del personaje principal, llamado en realidad Syd Bicking pero al
que todos llaman “Gringo”, como los mexicanos denominan a sus vecinos del Norte,
es un arquetipo estadounidense arrancado del cine y quizás de modo
subconsciente de los tebeos españoles y los que circulaban entonces con orígenes
europeos y americanos.

Entre los finales años cuarenta y la década de los cincuenta, en España se habían
publicado varias series de historietas ambientadas en el mítico Oeste, algunas con
gran éxito popular y que seguro Carlos leyó y coleccionó con avidez. Ejemplos
como El Pequeño Luchador (1945) de Manuel Gago, Cuto entre los sioux (1946) de
Jesús Blasco, El Coyote (1947) de Batet, El Jinete Fantasma (1947) de Ambrós, Jim
Huracán
(1959) de Jordi Buxadé, Apache (1959) de Luis Bermejo, Tex Willer (1948)
de Galep, Rayo Kit (1949) de Juan G. Iranzo, Pecos Bill (1949) de Pier Luigi De
Vita, Audaz-Mani in Alto! (1949) de Roy D'Ami, Cisco Kid (1951) de José Luis
Salinas, Dos Hombres Buenos (1954) y Mendoza Colt (1955) de Martín Salvador,
Jerry Spring (1954) de Jijé, Randall (1957) de Arturo del Castillo y el muy reciente
Dick Relámpago (1960) de Juan G. Iranzo, todos ellos debieron pasar por su
imaginación y la memoria visual antes de plasmar sus bocetos y puestas en página.
Aún alcanzaría a cotejar el innovador Fort Navajo de Gir en la deslumbrante revista
francesa Pilote, que desde 1959 había empezado a circular incluso entre los
aficionados y profesionales españoles, y seguro que también tenía en cuenta los
cómics estadounidenses que llegaban a España en las versiones mexicanas de
Novaro y entre los que figuraban Red Ryder de Fred Harman y El Llanero Solitario
de Charles Flanders, dos cumbres del “West” de todos los tiempos.

Estas colecciones del Oeste más populares que estaban entonces en el mercado
español y que circulaban con versiones más o menos fieles a las originales
extranjeras, aparecían junto al cine más presente como El Zorro, Duelo al Sol, Fort
Apache, Cielo Amarillo, Flecha Rota, Tambores Lejanos, ¡Viva Zapata!, Solo ante el
peligro, Raíces profundas, Veracruz, Centauros del Desierto, La ley de la horca, El
Zurdo
y aún el “spaghetti western” de Sergio Leone y sus seguidores. Todo ese
imaginario debió ser filtrado por el joven dibujante para dar su propia versión en
trazos limpios y eficaces, tímidos al inicio pero que se afianzaban a cada página.
Gringo es una serie estándar, llena de convenciones de acción y lances resueltos
siempre a tiros, como era lo habitual en la época. Por no haber, no había casi ni
presencia femenina, salvo algún personaje secundario, que la censura no andaba
con melindres en esos años. Por ejemplo, Conchita, la novia mexicana del
protagonista, enseguida desaparece de la serie tras un conflicto de acoso sexual.

Pero su mérito principal, si puede considerarse así, es la postura a favor de los
débiles y pobres frente a las arbitrariedades de los poderosos. El héroe toma partido
por los mexicanos en su enfrentamiento con los blancos nordistas, lo que choca
más siendo él originario de esas tierras angloparlantes o en todo caso mestizas,
pero con la huella del enfrentamiento aún reciente. Este justiciero que es capataz en
un rancho cerca de Charco, al sur de Texas y del que no se sabe nada de la
infancia, tiene como ayudante a Chucho López y ambos defienden a sus
compañeros del rancho frente a los vaqueros gringos, que con su prepotencia
humillan a las gentes sencillas del sur. Como hará, también, en los conflictos con los
indios pieles rojas. Cabe pensar que esta toma de partido por los desheredados ya
estaba presente en el guion y no era consecuencia de los sentimientos y la
ideología progresista del dibujante, que muy pronto se dejaría ver en otras series
subsiguientes.

En lo formal, el aspecto visual y la puesta en páginas, la serie no destaca
especialmente de las contemporáneas españolas y aún las europeas. Parece que
se vendió bien y sirvió a su creador gráfico para atreverse con nuevos proyectos,
entre ellos alguna miniserie satírica como Buck Jones y Tom Berry, a lo que llegó sin
mucho esfuerzo, porque en Gringo abundan los personajes caricaturescos, los tipos
gesticulando humorísticamente, como tomados algo en broma. Acaso
compensando la dureza de los malvados.

Vista desde hoy, el dibujo de la serie todavía asombra por su vigor y asimilación de
hallazgos foráneos y propios. La composición en planos medios y primeros planos,
con uso abundante de la trama y el medio tono, compite audaz con las sombras y
negros muy recursivos. Las líneas cinéticas en las secuencias de acción refuerzan
el dinamismo de las figuras en movimiento con mucha habilidad.

En España fue publicada en 1963 por Ediciones Manhattan en su colección
específica del Oeste El Gigante de la Historieta (serie azul). Posteriormente la
Editorial Ferma también la incluyó en sus colecciones del género, y en 1970 Ibero
Mundial de Ediciones (IMDE) la reeditó de modo cronológico para la Colección
Ringo
en paralelo a la colección Delta 99, realizando Giménez en esta ocasión las
primeras portadas con dibujos originales.



Una primera obra que todavía competía muy dignamente con otros grandes autores,
cuando se re-publicó, en 1980, en la revista especializada del género Hunter (esta
recopilación), junto a obras de Jesús Blasco, Jorge Longarón y Manfred Sommer.


Tanto, que fue de nuevo reeditada completa por Ediciones Alonso en 1982
 en gran formato.
 

Extraído de :
LUIS CONDE (2009): "GRINGO Y DELTA 99. DOS SERIES BASALES” en Tebeosfera




En Argentina, "Gringo" apareció entre los años 1971 y 1977 
en la revista Fantasía,
 y en los años 1982 y 1983, a color, en las revistas "Sandokán" y 
"Super Sandokán", todas de Editorial Columba.
Gustavo de Caballito (toritodel2001)
 
 
 
 
 
 

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7 comentarios:

  1. Muchas gracias, Emilio. Muy interesante la información que proporcionas del autor, a quien yo solo identificaba por otras obras, como "Paracuellos" o "Delta 99", pero ahora descubro que también le metió mano (y de manera magistral) al western. Muchas gracias por ampliar nuestro conocimiento.

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  2. Muchas gracias por el trabajo realizado, solo un pero, en el texto introducción figura el personaje Roy Rogers y como autor Fred Harman, siendo el personaje que éste realizó RED RYDER. Un saludo.

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    1. Efectivamente, y no sé cómo se me ha pasado. Gracias por la correección.

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  3. Querría aportar un dato: en Argentina, "Gringo" apareció entre los años 1971 y 1977 en la revista Fantasía, y en los años 1982 y 1983, a color, en las revistas "Sandokán" y "Super Sandokán", todas de Editorial Columba.
    Gustavo de Caballito (toritodel2001)

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    1. Gracias por esta información.

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    2. Muchas gracias Gustavo por este dato que completa el artículo. Saludos

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